domingo, 22 de diciembre de 2013




EL AÑO NUEVO. 

El Año Nuevo,
enciende antorchas por su llegada,
con música de colores incandescentes,
con fuegos que alumbran un nuevo niño,
para brindar con el mundo, su alegría,
en una copa llena de esperanzas,
una cena, se espera, abundante justicia y paz.

El Año Nuevo,
es un día con 365 alegrías, color a mundo,
también 365 pesares, colgados de la vida,
365 lágrimas, a la espera del que partió,
porque son, 365 sinceros días. 

El Año Nuevo,
son doce calendarios vestidos de colores,
uno amarillo, el sol alumbrando tu oscuridad,
otro rojo, pasión y fuego entre los puños,
verde, con árboles que pueblen el  planeta,
celeste, con la paz en los bordes del cielo,
casi naranja, con la euforia simpática del otoño,
el morado, penitencia en las laderas del camino,
ocre tierra, juntos en defensa de su plenitud,
con el magenta, sensualidad y pasión perpetua,
la inocencia del blanco, con su beso de paz,
el negro, que asoma a dar muerte al planeta,
intoxicandola con leyes grises y sin pudor,
que nos están llevando al filo del abismo,
en el camino interminable de los días. 

El Año Nuevo,
sin una esperanza, entre tu mano y la mía,
o color alegría, de una vida integra,
o tristeza del camino que se acorta,
con la euforia de un amor que germina,
o con la sinceridad de mirar de frente,
a los ojos, que se funden con tu mundo,
quizás se alargan a un encuentro diferente,
en este mundo que se nos acaba,
por obra de los pocos, sin importar los muchos.

Magno González Arrascue
Trujillo – Perú

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