Nuestros pasos, van tejiendo nuestros años,
desde ese ayer que nos tendió su mano,
allá con las sonajas y las risas,
cuando vimos que aparecen nuestros nombres.
Nuestros años, se ennoblecen con palabras de papel,
la juventud batallando en cada brazo,
la tarea que será el pan con gotas de alegría,
la jornada que transita con trabajo y con amor.
Nuestros años, con los hijos y sus hijos,
que nos llenan de calor su inocencia pasajera,
cada día al lanzarse por los hilos de la vida,
para soñar cada media noche con sus risas.
Nuestros años, se amontonan como aves en reposo,
con sentido o sin sentido en la balanza,
en los pilares de la patria y la familia,
construimos la razón de ser mas grandes.
Nuestros años, son los números en libertad,
que multiplica el verano, con el sol color de arena
los sumo en primavera, con los pétalos en azul,
los divido en el otoño, con los años que se caen
y los resto en el invierno, con la niebla en cada frio.
Nuestros años, van luchando en la pradera de los sueños,
cuando asoma la tristeza, a paso lento y sin misterio,
entonces nace la voz grande de la protesta solidaria,
hace eco en el corazón despierto en cada pueblo,
cuando el mañana amanece sin un pan.
Nuestros años, saturados de caminos,
como libros que pasaron la historia,
hilos blancos y surcos de experiencia,
que dejamos al encontrar el punto final.
Magno González Arrascue.
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